Mucho se habla de la antípoda, muchos escritores hablan de que existe una antípoda. Nuestro otro yo que circula por el opuesto a nootros. No, no es un trabalenguas. La antípoda. Que no las antípodas. Nueva Zelanda, sería en nuestro caso. En mi caso, imagino, ha de ser un/a antípopda. Es decir, mi contrari@ pero mi igual. Algo curioso, no sabremos si cierto, pero muy literario cuanto menos. La verdad. da miedo pensar que justo debajo de nuestros zapatos, en el polo opuesto pueda existir alguien que piense lo mismo que tú, que sienta lo mismo que tú y que niegue lo mismo que tú. Casos extraños de igualdad y/ o diferencias diametrales. Coincidencias que se dice. O quizá el deja vù sea un indicio de este hecho tan inverosímil. Si nos paramos a pensar detenidamente, tiene su gracia el asunto. ¿Pizarnik sabría que Plath fue su antípoda? En fin. Cosas de la lectura. O del cambio climático.
Ilustración: Hundertwasser.
Ilustración: Hundertwasser.
1 comentario:
Gracias por la reflexión. Nunca habría pensado que Pizarnik fuera antípoda de Plath. Las dos me entusiasman, cada una a su modo. Yo siempre pienso más en las similitudes. Debo ser más fácil. Y ahora pienso en escritores antípoda. Me llevará un tiempo, pero me gusta la idea. ¿Se puede ser contrario pero igual? Necesitaría que me explicaras con más detalle.
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